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MAR DEL PLATA, BUENOS AIRES, Argentina
Soldado Clase 63 Sergio Gustavo Ojea, del GADA MIXTO 602 DE MAR DEL PLATA. Cumplí mi Servicio Militar Obligatorio en el año 1982. Participé en la Guerra de Malvinas, siendo movilizado al sur de nuestro país.

lunes, 5 de enero de 2009

Fuimos Movilizados 3/3

LA ESPERA

Nuestro objetivo era dar cobertura, (protección), antiaérea a la base aérea que estaba a nuestras espaldas, en caso de ataque aérea. Pero nuestra Unidad también podía funcionar como tropa de infantería en casos de ataque por tierra, de tropas regulares ó comandos.

Cada tantas noches nuestros suboficiales, sobre todo si habían bebido de más, jugaban un " jueguito". (Si hubieran sabido lo peligroso que era, para ellos, no lo habrían jugado más).

El juego era este: Luego de la hora de acostarse quedaba un soldado de guardia en el cañón, y a veces algún amigo, que no podía dormir, se quedaba con él charlando y fumando. (A escondidas). Entonces los suboficiales aparecían por detrás nuestro, a rastras, tratando de sorprendernos durmiendo o distraídos, como si fueran comandos ingleses. Todas las veces los descubrimos.

Una noche, el soldado Jorge P.....y yo estábamos levantados. El de guardia, y yo había salido a orinar y me había quedado charlando. Parados uno frente al otro, no recuerdo quién de los dos, notó un movimiento extraño detrás de los barriles de gas-oil del generador. De inmediato nos arrojamos al suelo y gritamos "Alto, quién vive ¡¡¡", tres veces, como era la orden. Como no obtuvimos contestación cargué el fusil y ante este sonido, sí llegó la respuesta: " Cabo primero C....". Al reconocer la voz, los dejamos avanzar, no sin vigilarlos, y llegaron hasta nosotros muy enojados, (no se sí del susto, porque cargué el fusil, y pensaron que les dispararía). Para demostrar ese enojo, el cabo primero C...., nos puso rodilla a tierra y sacando su cuchillo del cinturón, nos dijo que los habíamos dejado llegar demasiado cerca, mientras presionaba la punta del cuchillo contra la parte inferior de mi mandíbula. Cuando yo empecé a presionar, (quería que se clavara, para que viera que no le tenía miedo), el empezó a aflojar.

Los habíamos descubierto a más de 60 metros, en plena noche cerrada, pero ellos no querían dar su brazo a torcer. En fin, ahí terminó un incidente.

Esta parte está titulada La Espera, y sobre ello hay mucho y a la vez, muy poco que decir.

La tensión nerviosa, la presión permanente de oficiales y suboficiales, las noticias y rumores dudosos sobre el curso de la guerra, las alertas rojas, el ver que muchos aviones salían de la base y pocos regresaban, el correr de los días, las 24 Hs. de alerta, todo esto nos mantenía en un estado mental alterado, una especie de stress, en el que , ya harto de la situación, por lo menos yo, terminé pensando : "Vengan y mátenme de una vez, hijos de puta. Sólo pido llevarme, aunque sea uno conmigo. "

Ese pensamiento, ó decisión ó pedido, no se como definirlo, de "Vengan y mátenme....", produjo un punto de quiebre en mí que, aún 26 años después, no puedo recomponer.

¿Acaso el estar cerca de la muerte, (Es una guerra, en cualquier momento, pueden atacar y matarte), nos hace Valorar más ó menos la Vida?

Estoy seguro que la mayoría dirán: "Te hace valorarla más; pensás en tu familia, tu futuro, lo que perderías si murieras, esposa, hijos, etc." Todas esas cosas que le dirían, por ejemplo, a alguien que quiere suicidarse.

Yo no pienso así. Desde ese quiebre, tomé conciencia de la realidad de la muerte. No se dice "si te morís", se dice "cuando te mueras", la diferencia es el tiempo. La muerte me sigue a todas partes como mi sombra. Con una diferencia. Si estuviera solo, en el medio del campo, en una noche sin luna y sin estrellas, no tendría sombra. Pero aún así, en ese lugar, la muerte estaría allí conmigo. Como una madre protectora, esperando para llevarme en su regazo. Cuando llegue nuestro momento vamos a morir. Nada, ni nadie, lo impedirá. Como dije antes, la diferencia es el tiempo. Sólo hay que esperar que llegue.

Pero hablando de valorar la vida, en una guerra, no sé quién puede hacerlo. Estamos esperando que venga el enemigo para matarlos. No pensamos en valorar sus vidas, sino en cegarlas como con una guadaña. Cuantos más matemos, mejor. No importa cómo, sino cuántos matemos. Matarlos. Eso es lo que pensaba yo, y lo peor es que todavía lo pienso. ¿Por qué no entramos en combate? Poder matar uno, aunque sea!!! Que locura, ¿no?

Conversando con algunos compañeros de guerra, uno me confesó que él se pasaba los días llorando. No encontraba otra forma de hacerle frente al conflicto. Cuando nos preguntaron, nuestros oficiales, quienes éramos voluntarios para ir a Malvinas, la mayoría, y yo dijimos Sí. El, y otro dos ó tres, se negaron, y los dejaron para la última baja.

¿Cómo no me iba a ofrecer de Voluntario? Quería matar enemigos. Y, lo que es peor, algunos de mis compañeros, (los he oído decirlo) y sobre todo yo mismo, pensamos que si nos llamaran del Ejército y nos dijeran "¿Quieren volver a la Guerra?, con 45 años, varios kilos de más, avejentado por años de trabajo, y en condiciones físicas, algo menos que deplorables, diría "SI!! Sólo denme un fusil. Díganme dónde está el enemigo, y yo me encargo."

Y si alguien preguntara. "¿Y tu familia, tu esposa, tu hijo, si te matan, no te importa?" Mi respuesta sería NO.

Si alguien se pregunta si valoro la vida, ya podrán ver que no es así. Por lo menos la mía. Sí la de los demás, porque pienso que ellos la valoran más que yo.

Pero, ¿Cómo valorar la vida, si ésta no tiene valor para la Sociedad, en general?, ¿ Acaso a muchos les importan los que mueren en las distintas guerras?, ¿ Qué maten adolescentes todos los días, para robarles zapatillas, ó celulares, le interesa a alguien?, ¿ Que todos los días mueran hombres y mujeres en asaltos a comercios, robos de autos ó accidentes de tránsito, qué importancia tiene?.

La Vida, en su esencia, como la conocemos, no tiene valor. (Sólo para las compañías de seguros y porque es un negocio). Terminar una vida, es como quebrar una ramita entre los dedos, y se tarda el mismo tiempo en hacerlo.

Perdonen si profundicé un poco en mis pensamientos de la época de la guerra y los de ahora. Pero sería deshonesto si no los expresara como los siento.

Este libro es para relatar lo que pasó allí, en la Guerra, y los sentimientos, forman parte de ello. Una parte muy importante, ya que, ( lo he comprobado), dejan secuelas de las que para algunos, es difícil, sino imposible deshacerse. Créanlo ó no, cuando uno toma la firme decisión de acabar con una vida ó muchas, si puede, esa decisión deja una marca en el alma. Luego de esa decisión, el mundo se ve de un modo diferente. Uno piensa que matar, puede ser un modo más de resolver una disputa. Ya se deja de ser normal. Uno podría convertirse en asesino, sólo por aplicar esa filosofía. O en suicida. Se ve la muerte como una forma fácil de escapar de los problemas que nos aquejan. Total, si estuve dispuesto a matar ó morir una vez, que importa ahora. Por eso es que muchos Ex-combatientes,(que estuvieron en combate), se han suicidado. También lo han hecho algunos que estuvieron movilizados en el Continente. Es una salida fácil para dejar de sufrir con los recuerdos de ayer y huir de los problemas de hoy. Yo mismo lo he pensado muchas veces, hasta la forma de hacerlo parecer un accidente, para que lo cubra el seguro de vida. Por tres veces tuve mi revólver amartillado en la sien. Era tan fácil. Sólo una muy leve presión, y en un segundo, ADIOS. Si no lo hice, fue por mi familia. Llegado el último momento, pude reconsiderar. Otros, lamentablemente, no pudieron. Mi familia me ha contenido todos estos años, a duras penas, a veces. No sé que pase en el futuro. Espero que lo mejor para ellos y para mí.

Mi siquiatra tendrá algo que decir al respecto, si lee este libro. Se lo voy a mandar. Quizá, hasta me ayude en mi tratamiento.

¿ Acaso les extraña que vea a un siquiatra, ó que esté medicado con antidepresivos y demás? A mis compañeros de armas, no. Ellos están igual. Muchos empezaron tratamientos psiquiátricos antes que yo. Parece que no podemos olvidar, que nunca dejaremos de ser " Una pelotita de Nervios".

Ahora, luego de esta larga diatriba sobre los sentimientos, la vida y la muerte, proseguiré con mi relato.

Al final, increíblemente la espera terminó. Pero no como nosotros queríamos. Era el 14 de junio de 1.982, y nuestros oficiales, nos informaron que la Guarnición en Puerto Argentino, Islas Malvinas, se había rendido.

Fue como un balde de agua fría, no lo podíamos creer, aunque ahora había como un sensación de alivio alrededor. Se nos informó que las hostilidades podrían recomenzar. Con esa sensación de "posible" alivio rondándonos, seguimos haciendo guardias y a la vez, preparándonos para la jura de la Bandera.

Y así, llegó el 20 de junio. El desfile no fue muy gallardo, y dimos el "Sí, juro ", como respuesta a la conocida frase: " Juráis defender la Patria, y seguir constantemente su bandera, hasta perder la vida?".

Juramos la Bandera en la calle principal de ese pueblito llamado San Julián, sin embargo en el diploma de jura dice: […]" Juró la bandera.... en Mar del Plata."

Poco queda por decir luego de eso. Partimos de regreso a Mar del Plata, a fines de junio. Hicimos todo el trayecto de vuelta en los camiones. Por los pueblos que pasábamos, la gente se juntaba a saludarnos y vitorearnos como héroes.

Al fin, luego de muchos días de viaje, llegamos a Mar del Plata. Nuestros familiares estaban esperándonos a lo largo de la ruta y en la puerta del GADA. Cuando entramos a la ciudad, por la Ruta 88, había mucha gente desconocida esperando para saludarnos. Éramos los hijos de la Ciudad, que volvíamos a casa, de una Guerra que nunca debió ocurrir.

Al entrar al GADA, dejaron pasar a nuestros familiares y pudimos saludarlos y abrazarlos, luego de lo que parecían años.

Estábamos flacos, sucios, hambrientos, con las orejas y narices en carne viva, por el frío y el viento patagónicos, pero estábamos felices. Aunque esta felicidad, se veía opacada por haber perdido la guerra.

Cuando por fin llegamos a la Batería, fuimos recibidos por el Jefe de Batería como "los héroes del TOAS".

Luego, todo sería vida de cuartel, aunque más relajada. Así pasaron los días, hasta que llegó el 20 de agosto, y nos dieron de baja.

LA BAJA

El 20, devolvimos todos los equipos y uniformes que nos había dado el Ejército y vestimos nuevamente nuestras ropas de civil.

Pero, como dicen, "el hábito no hace al monje"

En cinco meses y medio, incluidos dos en el sur, de Servicio Militar, había olvidado lo que era ser "civil". Supongo que viene de la palabra "civilizado" o "civilización". Nada que ver con lo que habíamos vivido los últimos dos meses.

Nos habían enseñado a matar de mil formas diferentes, nos entrenaron para odiar al enemigo,(otros seres humanos), de tal forma que solo deseábamos tener la oportunidad de matarlos, asesinarlos, sin piedad ni misericordia. Nos contaban historias de los Gurkas. Que asesinaban dormidos a nuestros camaradas, abrían sus estómagos, les cortaban la cabeza y se las metían en ellos. Nos habían amenazado con que si desertábamos en tiempo de guerra, nos fusilarían. ¿ Qué desertar ? Queríamos enfrentar al enemigo y matar a todos los que pudiéramos. No nos sacábamos de la cabeza el "ojo por ojo y diente por diente".

Y ahora nos decían. Bien, pueden irse a vivir sus vidas de civiles y que les vaya bien.

Nos programaron día tras día, semana tras semana, mes tras mes, mental y físicamente, como máquinas de matar, y ahora, nos echaban a la calle, sin más.

Ajustarme a la vida de civil nuevamente, no fue fácil, mi cerebro borró muchos recuerdos de los dos ó tres años posteriores a la Guerra. Entre las cosas que aún recuerdo, figuran que no pude dormir en una cama, por no sé cuánto tiempo. Bajaba el colchón al piso, y allí dormía. A veces, muchas, vestido y calzado. Si salía a la calle y oía algún avión ó helicóptero, me quedaba clavado en el suelo, y lo buscaba con la vista tratando de identificarlo y ver sus maniobras. Hasta que no lo ubicaba, no dejaba de buscarlo. Todavía, a veces, lo hago.

Dormir era muy difícil, las pesadillas sobre alertas rojas, enemigos acechando y combates, me despertaban tan alterado, que ya no podía seguir durmiendo. Estas pesadillas duraron muchos años y aún hoy, aparecen de vez en cuando. Por las calles andaba como sonámbulo, caminando kilómetros; Solo, y sin hablar con nadie me pasaba días. Mi pobre madre sufría diariamente por mi comportamiento. No quería hablar con mi familia sobre lo que habíamos pasado en la guerra.

Luego de muchos años, me junté con compañeros que estuvieron el la guerra conmigo, y casi todos ellos vivieron las mismas situaciones. Vivimos encerrados en nosotros mismos por años.

El Ejército y la guerra, nos dijeron:

"Conviértanse en máquinas de odiar y matar; esperen la oportunidad mientras sufren ; y luego : Váyanse y arréglense."

Puedo decir que, personalmente, y por muchos compañeros con los que he hablado, la Guerra de Malvinas marcó nuestras vidas de tal forma, que aún hoy , 26 años después, sigue influyendo, negativamente, sobre nuestras personas y nuestras familias.

Antes de irme de baja del cuartel, y como había estado en el TOAS, Teatro de Operaciones del Atlántico Sur, según el Ejército, en ese momento, quise dejar constancia de mi participación en aquella Guerra. Solicité al Jefe de Batería, Teniente Primero R....., que me hiciera un certificado con firma y sello oficial, el cual decía: " El Soldado clase 63 ......, fue movilizado al TOAS, durante la Guerra por las Islas Malvinas".

Con ese certificado, cuando el Gobierno Nacional, allá por los noventas, aprobó la Ley de Veteranos de Guerra, solicité una Certificación al Estado Mayor General del Ejército, (EMGE), a fin de que me otorgaran la pensión de guerra correspondiente.

Cuál no sería mi sorpresa al contestarme el Ejército que no figuraba en sus listados. Así pasó con todos mis compañeros de armas.

NOSOTROS PARTICIPAMOS EN UNA GUERRA, NOS OFRECIMOS COMO VOLUNTARIOS PARA IR AL FRENTE DE COMBATE, OFRECIMOS DAR LA VIDA POR NUESTRA PATRIA, Y LA PATRIA, O MEJOR DICHO, SUS POLITICOS DE TURNO, OTRA VEZ NOS DECIAN: “VAYANSE Y ARREGLENSE”.

Por mi parte, no queda más que decir. Invito a mis Camaradas de Armas, a contar aquí sus experiencias personales y dar su opinión sobre la Guerra. Les aseguro que es como una forma de exorcizar nuestros fantasmas del pasado. Por lo menos yo, puedo sentirlo así.

FIN

Mar del plata, 2 de enero de 2009.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, me encontré por casualidad con este blog, Soy de Mar Del Plata y clase 63. Me toco en el GADA 602. La verdad es que hay cosas que no recordaba y leyendo tu escrito me ayudo a ir recordando cosas. Yo soy uno de los tantos que se sienten injustamente tratados por el pueblo argentino. Yo no llegue a Malvinas, ni siquiera al sur, me “dejaron” en Mar Del Plata. Y digo me dejaron, porque en ese tiempo todos queríamos ir a luchar en Malvinas, aún así, hay cosas que la gente no sabe. Por ejemplo: Frente al cuartel se coloco artillería, para proteger el territorio, porque no so lo Malvinas estaba en guerra, era Argentina la que estaba en guerra. Muchas cosas, creo que mi mente no quiere recordar, pero algunas recuerdo, por ejemplo, las alertas amarillas o rojas por aviones que se aproximaban cerca de la zona del cuartel, más de una vez nos toco ir corriendo en busca del armamento y prepararnos para la defensa del cuartel, dormíamos con el macuto preparado bajo la cama porque en cualquier momento nos movilizaban, etc… Y así podría seguir contando cosas. En el 86 me fui de Argentina, ahí deje familia, amigos, y a día de hoy, jamás he vuelto. Añoro muchas cosas, pero cuando un gobierno y parte de la población, no me reconoce que por obligación estuve bajo bandera en época de guerra y en ese tiempo, por convicción consideraba que debía dar la vida por mi país y mis conciudadanos… En fin, quizá si uno de esos aviones hubiesen atacado a la artillería que estaba frente al cuartel y me hubiesen matado, hoy sería un héroe de guerra, pero como eso no sucedió. La pregunta que se deberían hacer muchas personas es ¿Por qué no sucedió? ¿No será porque había soldados, que sin ser reconocidos hoy en día como héroes, protegían ese cuartel?