ALERTAS ROJAS
Todas las noches debíamos hacer guardia en el cañón, así como en el día, esperando que sonara la bocina del director de tiro para ponerlo en automático (disparo asistido por radar). Cada soldado hacía una guardia de una hora y cuarenta minutos, (a mí me tocaba de las 00:00 Hs. hasta las 01:40 Hs.), luego despertaba al siguiente y se iba a dormir. Si podía. Tres o cuatro veces por noche sonaba la bocina, (alerta roja), y el soldado de guardia corría a despertar a sus compañeros. Entonces, todavía medio dormidos, nos levantábamos de un salto, con el fusil en la mano, tomábamos cascos y municioneros y corríamos afuera. En medio del campo, tirados cuerpo a tierra, vigilando a la vez el cielo y el horizonte, buscábamos helicópteros, aviones ó tropas comando dispuestos a atacar nuestra posición ó la base aérea.
Extraído de " Mis Vivencias en la Guerra de Malvinas
17-may. Rumbo al Sur.... B.A.M. San Julián.
" .... Sucedió algo que nos hizo pensar que los ingleses no sólo atacarían Malvinas sino también el Continente. Frente a la costa de Río Grande un submarino inglés dejó tres embarcaciones neumáticas con grupos comandos; fueron descubiertos por el Destructor A.R.A Bouchard que abrió fuego de artillería hasta que desaparecieron los ecos del radar, haciendo fracasar el intento enemigo, quién seguramente tenía la intención de sabotear las instalaciones y aviones desplegados en la base.
Se intensificó el patrullaje, tanto por medio de naves de
Prosiguiendo, 30 ó 45 minutos más tarde llegaba la orden de suspender el alerta roja e ir a dormir. Así 3 ó 4 veces por noche, todas las noches. De día también había alertas rojas, por sorpresa, en cualquier momento. Así, los militares cumplían con uno de sus más famosos dichos: " El soldado debe ser una pelotita de nervios, y no un pelotudo nervioso ."
Entre las alertas rojas noche y día, las "manijas", (castigos), durante el día, por el más mínimo error, o por gusto del suboficial de turno, y el entrenamiento intensivo, terminamos siendo la famosa "pelotita de nervios".
Otra cosa que aumentaba nuestra ansiedad y tensión nerviosa, era la espera,(a éste tema le dedico gran atención más adelantado el libro.). Corrían los días, y se oían en las radios uruguayas, ya que no en las argentinas, rumores alarmantes sobre los vaivenes de
Una noche sonó la alerta roja. El soldado de guardia nos despertó, y como una y mil veces, corrimos al medio del campo a cumplir nuestro deber. Esperamos. Silenciosos y atentos. Al fin escuchamos claramente ruido de helicópteros. Del director de tiro nos informaban que no sabían si disparar ó no. No sabían si eran amigos ó enemigos. Comunicados con
La dirección de los helicópteros era de este a oeste. Dos días después se halló en las cercanías de la ciudad de Punta Arenas, en Chile, un helicóptero inglés caído. Punta Arenas queda casi a la misma latitud que Puerto San Julián, pero del otro lado de la cordillera. Si esa noche hubiéramos disparado, quizás
Quizá no se disparó para que no sucediera lo ocurrido unos días atrás en Malvinas. Días antes un avión argentino, en combate aéreo, penetró la zona de vuelo vedada y fue derribado por fuego amigo,(nuestros cañones). Se perdió el avión y su piloto murió.
Los que sí dispararon, según parece, fueron los soldados de un "Compañía Fantasma", que estaban apostados al suroeste de nuestra posición.
Extraído del Diario Clarín del Lunes 21 de mayo del 2.007.
"Malvinas 25 años después: El Helicóptero inglés que cayó en Chile.
A 25 años de la guerra, un grupo de soldados argentinos revela que en la madrugada del 18 de mayo de 1982 balearon un helicóptero. Creen que es el que cayó en Punta Arenas, Chile.
El 25 de mayo tres soldados ingleses, dos pilotos y un navegante del Sea King aparecieron sanos y salvos en Chile y fueron llevados a Santiago. Del grupo S.A.S., (Special Air Service, grupo comando), que los acompañaba, nada se sabe.
Pero 25 años después, 7 ex-soldados A.O.R., del Regimiento 24 de Infantería de Río Gallegos, contaron una experiencia. Estaban asignados a
Continuando con la compañía fantasma, según el mencionado Diario Clarín, podemos decir que : " Esa Compañía custodiaba una precaria pista de aterrizaje, en un campo, a unos 38 Kms. al sur de Río Gallegos.
El soldado clase 63 Piccin cuenta: Había una niebla muy espesa. Pero el ruido nos llegó del mar.... el helicóptero iba y venía...como si buscara algo.... hasta que decidí tirarle. Le vacié un cargador y moneditas....Al otro día nos enteramos que un Sea King había caído en punta arenas.
Los tres tripulantes del Sea King, Hutchins, Bennet e Imrie, fueron condecorados al final de
Extraído de " Mis vivencias en el Guerra de Malvinas 1.982" de José Luis Martínez Eyheramendy.
"19 y 20-MAY. Días muy tranquilos y sin actividad aérea.
...." También sucedió algo muy curioso, ya que en las proximidades de Punta Arenas.... apareció un helicóptero británico destruido Sea King (za-290), tal vez a raíz de un accidente, pero se sospechaba que lo habían hecho sus tripulantes quienes serían un cuerpo comando con la misión de atacar las bases en el sur de
EL HAMBRE
Las alertas rojas y las manijas no eran las únicas "torturas a las que estábamos expuestos por nuestros mandos. El hambre era una de las peores.
Solamente los que verdaderamente han pasado hambre, pueden saber lo que es soportar el dolor de estómago y los ruidos que éste produce cuando recibe un alimento miserable, y se está haciendo ejercicio y con la tensión nerviosa exacerbada. Hora tras hora, día tras día, semana tras semana, el estómago duele, los ruidos que provoca se oyen a metros de distancia, y uno piensa, que si lo encontrara, se comería hasta un perro muerto para calmar el dolor. Pero no hay perros en esa yerma tierra helada.
Un día, hartos ya de tanto hambre, unos soldados y un suboficial tomaron un jeep y salieron a cazar con sus F.A.L. Cazaron un guanaco y lo trajeron para asarlo. Me tocó un gran muslo trasero, que tenía un sabor muy amargo, no sé si porque la carne de guanaco es amarga, o porque estaba casi calcinado por las llamas. Lo comimos con verdadero deleite.
Otra vez volvieron a salir a cazar. Trajeron dos ovejas viejas, (no corderos), que el "Paisano" Ll..... , degolló y cuereó. También comimos bien esa vez. Hasta demasiado, y nuestro estómago no lo soportó. Terminamos haciendo nuestras necesidades en medio de la nieve..
Esas fueron las únicas dos veces que nos salimos de la dieta militar, la cual consistía, comúnmente, en un bodoque de 6 x 6 cms. de carne hervida y reseca, de Dios sabrá qué animal, y una hoja de lechuga magullada, ó, a veces, puré líquido. Y una pieza de pan "Felipe" por soldado.
PAN !!!! Qué recuerdos !!!! El soldado que repartía el rancho en un Camión UNIMOG, iba atrás, solo, con una gran canasta de pan y cacerolas gigantes con la comida. Cuando se acercaba a la posición y el camión se detenía, bajaba de la cabina un suboficial a controlar que no nos sirviera de más. Hacíamos la cola, con nuestras marmitas en la mano y, una vez servidos, dejábamos paso al siguiente. Cuando terminaban de repartir la comida, el suboficial volvía a la cabina y el camión arrancaba. Entonces le gritábamos al soldado de la caja : "Che, loco, tirá pan". Y él, seguramente condolido por nuestro hambre, iba arrojando "felipes" del camión, a veces en un recorrido de
Continuando con el hambre, cuando íbamos al pueblo y nos daban un rato de libertad, aprovechábamos para llamar por teléfono a nuestras familias y les pedíamos que nos mandaran, por encomienda, algo para comer. La situación económica del país no era muy boyante en ese momento, pero cada familia mandaba lo que podía. Las encomiendas nos llegaban abiertas, y siempre faltaban la mitad de las cosas. Nosotros creíamos, sinceramente, que eran los suboficiales los que se quedaban con esas cosas.
Había particularmente un suboficial, " El Indio L......, que nos trataba verdaderamente mal. Sin necesidad, nos castigaba por cualquier cosa, sólo por mirarlo a la cara, etc. "Que me mira, tagarna, acaso le gusto?", y venía el castigo. Un día pescó a un camarada y amigo, el soldado Jorge P...... , escribiendo en su diario, se lo sacó de las manos y leyó su contenido. Decía algo así como: " El indio L.... ayer nos pegó una manija bárbara ". Casi le da un ataque. El morocho se puso pálido y grito: "Cómo indio ?". Carrera-mar, cuerpo a tierra, salto de rana. Casi lo mata a nuestro amigo con la manija que le dió.
Estaba siempre borracho y se desquitaba con nosotros. En secreto, nosotros murmurábamos, " Si se arma una balacera, una bala podría salir para el lado del "indio", no?.
Años después me enteré que murió de cirrosis. Que el Diablo lo mantenga en el Infierno, y no lo deje salir.
ENFERMEDAD
Un día, el soldado Jorge B... , comenzó a sentirse mal. Con mucho cansancio, casi no podía moverse y su piel se puso amarilla. Trajeron a un médico para que lo revisara y le fue diagnosticado: Hepatitis. A Las dos semanas, y justo al término del período de incubación, otro soldado cayó enfermo. El soldado Javier G..... comenzó con los mismos síntomas, y otra vez el médico diagnosticó Hepatitis.
Esta no es una enfermedad muy simpática para contagiarse, ya que la misma puede dejar secuelas, en el hígado, para toda la vida.
Todos los demás soldados estuvimos esperando quién sería el próximo en caer enfermo, durante dos semanas. Habíamos compartido cubiertos, vasos y comida, y sabíamos que la hepatitis es sumamente contagiosa. Pero al término del período de incubación, nadie más cayó enfermo, así que todos pudimos respirar tranquilos.
En cuanto a los dos soldados enfermos, nadie nos dijo a dónde los enviaron, así que supusimos que a algún hospital ó clínica en nuestra ciudad, Mar del Plata, donde ahora estarían recibiendo las visitas de sus familiares y amigos. Pensamos que tenían mucha suerte.
Pero
EL FRIO
Ese invierno de 1.982 fue muy frío. En nuestra Posición, la temperatura llegó a descender hasta un mínimo de 22º bajo cero. Como dije, las camperas de abrigo llegaron a principios de junio, así que todo el mes de mayo, y algunos días más, lo pasamos vestidos con nuestro uniforme habitual de Mar del Plata.
Recuerdo que en nuestra ciudad, en un invierno terriblemente frío, la temperatura bajó a 8º bajo cero.
Dicho uniforme consistía en borceguíes, medias de algodón, pantalón y camisa de " grafa", chaquetilla de tela, calzoncillos largos y camiseta, y una polera liviana, de lana fina, por si estaba fresco. Con la temperatura que había, la manta poncho era imprescindible, así que la usábamos tanto de día como de noche. Sobre todo cuando hacíamos guardia nocturna en el cañón. A mí, me tocaba de las 00:00 Hs. hasta las 01:40 Hs.Había que estar atento, no se podía fumar,(sí a escondidas), y a veces caminaba ó saltaba para entrar en calor. Cuando terminaba, iba a la cueva a despertar al compañero siguiente, y de paso, con mi sable bayoneta rompía la capa de escarcha de
Un día comenzó a nevar. Luego nevaba más seguido. Los pies, aún con dos pares de medias, se congelaban por andar en la nieve, y el barro helado, con los borceguíes de cuero. Cuando ya no soportábamos más el frío en los pies, los poníamos sobre un fuego encendido al efecto, con borceguíes y todo. Y, cuando empezábamos a sentir el calor, ya era tarde. Los pies parecían quemarse y los borcegos echaban humo. Los soldados se paraban de golpe y comenzaban a salta y zapatear, y a correr de un lado para otro, como locos. Le llamábamos "
Hubo días en que la nieve no se derretía y tenía unos 25 cms. de altura. Nevaba todos los días, y bajo esa nieve y con el suelo cubierto de hielo machacado, a nuestros oficiales se les ocurrió entrenarnos para marchar en desfile. En unas semanas, juraríamos
Como hasta ahora casi no habíamos practicado desfile, y ahora lo hacíamos sobre las calles del pueblo, cubiertas de hielo sólido, los desfiles eran un desastre. Soldados que caían, las filas no se podían mantener rectas, escarcha que volaba al clavar el taco y enceguecía al de atrás, etc.
Entonces, como no sabíamos desfilar, y para castigarnos, nuestro suboficial nos llevó a la cancha de fútbol del club del pueblo y nos " manijeó" un rato. Pero no fue el castigo habitual porque allí había acumulados 30 cms. de nieve. No lo olvidaré en mi vida. Carrera mar-cuerpo a tierra. Carrera mar- cuerpo a tierra. Los codos golpeaban el suelo y las manos, por el peso del fusil, y con éste, se hundían en la nieve. Entraban y salían de la nieve, cada vez más insensibles y agarrotadas al fusil. Carrera mar- cuerpo a tierra. Carrera mar- cuerpo a tierra.
Cuando al suboficial se le cansó la garganta, unos 45 minutos después, nos llamó y simplemente dijo : "Rompan filas ". Los soldados nos mirábamos unos a otros. Estábamos agotados y pensábamos en cómo soltar el fusil, ya que las manos estaban azules y el metal del arma quemaba.
Los días transcurrían entre alerta rojas y entrenamiento durante el día y guardias nocturnas y alertas rojas por las noches.
Por ese tiempo llegó una Compañía del Regimiento 7 de Infantería de Chaco. Los pobres muchachos, acostumbrados al calor de su tierra, sufrían el frío mucho más que nosotros. Se apostaron delante de la base y detrás nuestro. También vino a reforzarnos un grupo de
Extraído de " Mis vivencias en la Guerra de Malvinas
" 9-JUN : Sorpresivamente nos trasladamos.
Nos despertaron a las 02:00 Hs. de la madrugada diciendo que teníamos que irnos, ya que aparentemente, se habían detectado comandos ingleses en el Continente, específicamente en la zona de Comodoro Rivadavia y debíamos salir cuanto antes de acá.( Nota del Autor: Salir de
A las 03:00 Hs. llegamos a
2 comentarios:
No participaste de la guerra, reclamen lo que quieran pero no adulteren la Historia. Fue un rol importante pero hasta en las fotos se ve que no estabas en una guerra. No veo una de bombazos o de compañeros muertos, no los veo desnutridos ni mutilados.
Mi nombre es Antonio y soy un ex soldado que estuvo en Malvinas, tal vez a la gente no le moleste esto que ustedes hacen pero a nosotros si.
NO HACE FALTA QUE SE VEAN MUERTOS NI BOMBAZOS PARA QUE ESTES EN GUERRA YO TAMBIEN TUVE PROBLEMAS PSICOLOGICOS Y ESTUVE EN LOS MISMOS LUGARES QUE EL AUTOR AUNQUE EN OTRO REGIMIENTO
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